
Leo con calma. Uno tras otro. Seguidos. Y escucho a lo lejos, como si vinieran de los albores del hombre, un susurro de palabras mágicas, infinitamente más grandes que las letras que las forman. Los alquimistas las escuchan a través de los siglos viajando en una onda poética. Reúnen unas pocas de estas palabras y empiezan a enamorarse de ellas. Y sufren durante unos días la lucha absorbente de acabar un poema. De cuadrar sentido y medida y a la vez vivir amores, dolor, alegrías, añoranza, pérdidas…con esa profunda emoción de haberlas hecho tuyas.
Os invito a este viaje por los textos de Pedros, Marías, Ivanes,…tan desconocidos, pero que vivieron la pasión del creador y que están en una nueva era para la poesía: tan difícil de parir como siempre y tan fácil de publicar como nunca.
Aquí os los dejo.