domingo, 31 de julio de 2016

La escuela del futuro hace tiempo que está aquí.



La escuela del futuro hace tiempo que está aquí.

Si tienes a alguien de tu familia  que va a la escuela o que va a ir pronto,   quizás te puedan interesar algunas  reflexiones  sobre lo que deberías pedirle a un centro educativo. Se trata de indagar en  la cultura, muchas veces oculta, de la escuela.
Yo tengo un nieto que va a cumplir dos años. Si en el futuro tiene un trabajo y un día se jubila con 65 años,  el mundo  estará  en  el año 2079. ¿Cómo se vivirá en ese momento? ¿Qué tendrá que saber hacer, pensar y sentir para ser feliz durante toda su vida y  en su último año de trabajo? Yo no puedo imaginarme como será lo cotidiano,  hasta donde habrá llegado la   tecnología, ni lo que se enseñará en las escuelas. Pero si tengo alguna certeza de las cosas que lo harán feliz. Y por ello creo que sobre estos aspectos debería trabajar la escuela de hoy.
En primer lugar la escuela tiene que enseñar a que aprendan solos. El profesor de hoy debe caminar hacia dar clase con la boca cerrada y dejar que los alumnos sean los protagonistas del aprendizaje. Comprender lo que  lee,  escribir con sentido  y el funcionamiento del sistema decimal a nivel excelente,  está en la base. A continuación  hacerse preguntas, probar a  hacer cosas, pretender  la sabiduría, fallar una y otra vez,  volver a probar, buscar información,   pedir ayuda o buscarla, corregirse, autoevaluarse…es decir desarrollar proyectos,  es a lo que tiene que ir un alumno a la escuela de hoy. En su vida va a tener que seguir aprendiendo solo.  Ni siquiera sabemos que, pero va ser  una necesidad para poder tener el trabajo que a uno le gusta. (Tener el trabajo que a uno le gusta da felicidad)
Aquellos y aquellas que aprendan a entender a la gente, lo que les gusta, lo que desean, lo que sueñan,  serán capaces de ofrecerse para ayudarles a conseguirlo. Aquellos y aquellas que aprendan a comunicarse y a comunicar irán delante  liderando proyectos y actividades, trabajarán cooperativamente y disfrutarán de la alegría de compartir los sueños con otros. Una escuela debe ser una reunión de aprendices ayudándose unos a otros  a alcanzar  el saber que cada uno haya decidido adquirir y con el que se haya comprometido.   (Trabajar en equipo con un objetivo común, da felicidad)
El alumno y la alumna deben ir a la escuela a sentir emociones. A vivir la alegría de lo positivo y a aprender a salir de momentos negativos.  También aprender  a reconocer y  escapar de las personas que lo llevan a sentirse mal. La escuela tiene en el juego el mejor método de aprendizaje. Sea un juego reglado, simbólico, libre, controlado o con cualquier otro adjetivo, el ser humano aprende jugando y puede conocer todos los sentimientos en esa ficción tan real que es el juego. Asegúrate que en el centro se juega. (Aprender jugando da felicidad)
La existencia de Internet nos ha hecho ver la   importancia de  saber buscar, relacionar, pensar y recrear sobre cualquier tema.  La escuela ha sido  un lugar de aprendizaje fragmentado: diez minutos de cálculo, una hora de historia…Tomada de la vida real ahora se  practica la enseñanza por proyectos. Más valiosos en cuanto sean cercanos a la realidad de la vida y que solucionen problemas del entorno   y en la medida que permita la   negociación   y  la   participación  a  los alumnos en cada trabajo concreto. Cuanto pueden decidir los alumnos en el desarrollo de sus proyectos,  que proyectos hacer o no hacer, que producto final se obtendrá, como se evaluará  y como lo presentará son elementos de calidad de esta metodología. (Poder decidir nos hace felices y más si el trabajo que hacemos ayuda a los demás)
Los niños y niñas son diversos. Muy diversos. Cada vez hay más teorías  que lo demuestran. La escuela no puede ser un espacio de reparto de chocolate para todos. A la escuela van personas con sueños, realidades y esperanzas diferentes. La escuela tiene que ser acogedora con cada uno.  A la escuela le tiene que  importar  tanto el orden y el esfuerzo como la creatividad y el espíritu crítico. O el desarrollo  intelectual y científico tanto  como el físico y la capacidad expresiva. Y debe organizarse para permitir a los alumnos que puedan encontrar y desarrollar su talento. Y si la escuela no llega,  es responsabilidad de todo el pueblo, de sus asociaciones y de cualquiera que trabaje por la cultura,  que  haya actividades tan variadas que cualquier niño pueda encontrar donde desarrollar su talento.  Y al encontrarlo, tener éxito. Algo en lo que sentirse crecer y mejorar.  El éxito es la gasolina para crecer, trabajar y  darle sentido a la vida. (El éxito da felicidad.)
Una sola cosa más. Si una escuela ha cambiado  se nota  en que aparecen nuevas formas  de evaluar. Frente  a seguir  evaluando aquello que se aprende y se olvida al salir del examen, aparece una evaluación entendida como un diálogo entre el alumno con el profesor y luego consigo mismo. Tiene herramientas que favorecen ese diálogo como son los planes de trabajo,  diarios de aprendizaje, la reflexión y los porfolios y crea en los alumnos esa fortaleza de fondista que se  pone metas, trabaja y lucha por conseguirlas. (Es feliz el que hace esto hasta cuando no lo logra)

Hay una escuela muy cerca de tu casa donde todo esto se está haciendo. O donde tú puedes ayudar a que se haga. Se llama la escuela de tu pueblo. A ella no es bastante con asistir. A esta  escuela se va a construirla, entre todos.  Cada día.