La escuela del futuro hace tiempo que está aquí.
Si tienes a alguien de tu familia que va a la escuela o que va a ir pronto, quizás te puedan interesar algunas reflexiones sobre lo que deberías pedirle a un centro
educativo. Se trata de indagar en la
cultura, muchas veces oculta, de la escuela.
Yo tengo un nieto que va a cumplir dos años. Si en el futuro
tiene un trabajo y un día se jubila con 65 años, el mundo estará en el año 2079. ¿Cómo se vivirá en ese momento?
¿Qué tendrá que saber hacer, pensar y sentir para ser feliz durante toda su
vida y en su último año de trabajo? Yo
no puedo imaginarme como será lo cotidiano,
hasta donde habrá llegado la tecnología, ni lo que se enseñará en las
escuelas. Pero si tengo alguna certeza de las cosas que lo harán feliz. Y por
ello creo que sobre estos aspectos debería trabajar la escuela de hoy.
En primer lugar la escuela tiene que enseñar a que aprendan
solos. El profesor de hoy debe caminar hacia dar clase con la boca cerrada y
dejar que los alumnos sean los protagonistas del aprendizaje. Comprender lo que
lee, escribir con sentido y el funcionamiento del sistema decimal a
nivel excelente, está en la base. A
continuación hacerse preguntas, probar
a hacer cosas, pretender la sabiduría, fallar una y otra vez, volver a probar, buscar información, pedir ayuda o buscarla, corregirse,
autoevaluarse…es decir desarrollar proyectos, es a lo que tiene que ir un alumno a la
escuela de hoy. En su vida va a tener que seguir aprendiendo solo. Ni siquiera sabemos que, pero va ser una necesidad para poder tener el trabajo que
a uno le gusta. (Tener el trabajo que a uno le gusta da felicidad)
Aquellos y aquellas que aprendan a entender a la gente, lo
que les gusta, lo que desean, lo que sueñan,
serán capaces de ofrecerse para ayudarles a conseguirlo. Aquellos y
aquellas que aprendan a comunicarse y a comunicar irán delante liderando proyectos y actividades, trabajarán
cooperativamente y disfrutarán de la alegría de compartir los sueños con otros.
Una escuela debe ser una reunión de aprendices ayudándose unos a otros a alcanzar el saber que cada uno haya decidido adquirir y
con el que se haya comprometido. (Trabajar en equipo con un objetivo común, da
felicidad)
El alumno y la alumna deben ir a la escuela a sentir
emociones. A vivir la alegría de lo positivo y a aprender a salir de momentos
negativos. También aprender a reconocer y escapar de las personas que lo llevan a
sentirse mal. La escuela tiene en el juego el mejor método de aprendizaje. Sea
un juego reglado, simbólico, libre, controlado o con cualquier otro adjetivo,
el ser humano aprende jugando y puede conocer todos los sentimientos en esa
ficción tan real que es el juego. Asegúrate que en el centro se juega. (Aprender
jugando da felicidad)
La existencia de Internet nos ha hecho ver la importancia de saber buscar, relacionar, pensar y recrear
sobre cualquier tema. La escuela ha sido
un lugar de aprendizaje fragmentado:
diez minutos de cálculo, una hora de historia…Tomada de la vida real ahora se practica la enseñanza por proyectos. Más
valiosos en cuanto sean cercanos a la realidad de la vida y que solucionen
problemas del entorno y en la medida que permita la negociación
y la participación a los
alumnos en cada trabajo concreto. Cuanto pueden decidir los alumnos en el
desarrollo de sus proyectos, que proyectos
hacer o no hacer, que producto final se obtendrá, como se evaluará y como lo presentará son elementos de calidad
de esta metodología. (Poder decidir nos hace felices y más si el trabajo que
hacemos ayuda a los demás)
Los niños y niñas son diversos. Muy diversos. Cada vez hay más
teorías que lo demuestran. La escuela no
puede ser un espacio de reparto de chocolate para todos. A la escuela van
personas con sueños, realidades y esperanzas diferentes. La escuela tiene que
ser acogedora con cada uno. A la escuela
le tiene que importar tanto el orden y el esfuerzo como la
creatividad y el espíritu crítico. O el desarrollo intelectual y científico tanto como el físico y la capacidad expresiva. Y
debe organizarse para permitir a los alumnos que puedan encontrar y desarrollar
su talento. Y si la escuela no llega, es
responsabilidad de todo el pueblo, de sus asociaciones y de cualquiera que
trabaje por la cultura, que haya actividades tan variadas que cualquier
niño pueda encontrar donde desarrollar su talento. Y al encontrarlo, tener éxito. Algo en lo que
sentirse crecer y mejorar. El éxito es la
gasolina para crecer, trabajar y darle
sentido a la vida. (El éxito da felicidad.)
Una sola cosa más. Si una escuela ha cambiado se nota en que aparecen nuevas formas de evaluar. Frente a seguir evaluando aquello que se aprende y se olvida al
salir del examen, aparece una evaluación entendida como un diálogo entre el
alumno con el profesor y luego consigo mismo. Tiene herramientas que favorecen
ese diálogo como son los planes de trabajo, diarios de aprendizaje, la reflexión y los
porfolios y crea en los alumnos esa fortaleza de fondista que se pone metas, trabaja y lucha por conseguirlas.
(Es feliz el que hace esto hasta cuando no lo logra)
Hay una escuela muy cerca de tu casa donde todo esto se está
haciendo. O donde tú puedes ayudar a que se haga. Se llama la escuela de tu
pueblo. A ella no es bastante con asistir. A esta escuela se va a construirla, entre todos. Cada día.